domingo, 20 de julio de 2014

El conflicto en los entornos laborales



Como ya sabemos el conflicto es inherente a la naturaleza humana, surge ante cualquier cambio y ante la lucha por la supervivencia, tanto a nivel individual, grupal u organizacional. Estos cambios llevan a nuestra sociedad al progreso, pero a la vez son fuente de conflictos.

En el ámbito de la empresa se considera el conflicto como la tensión o diferencias que generan perturbaciones cognitivas y/o emocionales, afectando a la dinámica de la organización, alterando el orden, la dinámica organizacional  y a los distintos proyectos que en ella se desarrollan. Surgen también los conflictos como un factor de renovación y cambio, evitando que en las empresas empobrezcan los procesos creativos. Como dice un proverbio chino: el conflicto es una oportunidad de crecimiento.

Cambio equivale a crisis, a conflicto y siempre es entendido como algo negativo. Un conflicto siempre es sinónimo de problemas, en este caso en un entorno laboral. Aparece como un generador de tensión. En líneas generales, el conflicto laboral surge cuando las condiciones de trabajo se deterioran entre:

  • un trabajador y su jefe-empresario.
  • la plantilla toda y su jefe-empresario.
  • discriminaciones psicosociales o sociológicas (género, raza, cultura, etnia, costumbres, religión, acoso laboral, acoso sexual, políticos,...).



En definitiva, un conflicto surge ante la oposición de los fines de los otros, frente a los nuestros. Donde hay más de una visión, y estas se contraponen, donde la existencia de ideas, sentimientos, actitudes o intereses diferentes o encontrados pueden chocar. Todo se inicia cuando una de las partes percibe que la otra parte le entorpece o pretende hacerlo, y surge en contextos entre personas, grupos y organizaciones y ante diferencias de actividades, recursos compartidos y actividades interdependientes.

Toda organización debería plantearse detectar cuáles son las limitaciones principales que impiden el pleno desarrollo y desempeño de sus trabajadores en relación con su entorno laboral y realizar actividades con el propósito de maximizar los beneficios y objetivos tanto individuales como empresariales. Surge un especial énfasis en el cómo pueden afectar los conflictos en el ámbito organizacional y en el desarrollo de las actividades que éste involucra. Nos estamos refiriendo a lograr la satisfacción de las necesidades al conseguir la superación de los obstáculos que se presentan, sin la intención de alcanzar una victoria de ganar/perder, sino de ganar/ganar.


Entra aquí en juego la mediación, donde los mediadores, personas no involucradas en el conflicto pueden presentar diversas alternativas de forma objetiva, intentando que las partes lleguen a un acuerdo. El conflicto forma parte de un sistema y deben analizarse todos los aspectos que ocasionaron el mismo, con el fin de poder conseguir una solución. Deben alejarse de los problemas personales, logrando un enfoque objetivo ante la metodología a seguir.



Los conflictos afectan a las organizaciones retrasando decisiones, limitando resultados, afectando en las relaciones, proyectando una imagen negativa de la organización revelando deficiencias, crisis de desarrollo, dando la imagen de problemas pudiendo originar todo ello su destrucción.

Dentro de una organización pueden surgir diversas situaciones negativas que provocan tensión y conflictos, como las demandas del trabajo, diseño del puesto de trabajo, condiciones ambientales, demandas interpersonales, falta de apoyo de los colegas y una pobre relación interpersonal. Pero por extraño que parezca, un nivel de tensión ligeramente alto incrementa las oportunidades para resolver los conflictos de una manera satisfactoria; si el nivel de tensión es muy bajo, no surge la motivación suficiente para solucionarlo.

Por otro lado, el conflicto también aporta consecuencias positivas, ya que estimula el análisis crítico ante las diversas propuestas que plantea la organización, provocando un examen de los temas; también motiva, ya que estimula un ambiente competitivo; es un precursor de cambio, ya que proporciona un desequilibrio inicial que estimula la búsqueda de alternativas; la expresión de un conflicto latente puede dar lugar a que se reduzca tensiones y a mejorar las relaciones; puede llegar a aunar a los grupos, generando cooperación dentro de los mismos.

Existen discrepancias en determinar si el conflicto es perjudicial o beneficioso para las empresas. La importancia radica no en evitarlos, sino en el modo en que se gestiona el conflicto y en el uso constructivo que se les da orientado hacia la propia empresa. Es decir, aprovechar aquello que es útil para la organización y usar la energía del conflicto para obtener soluciones creativas.


Surge una visión positiva/negativa del conflicto, donde una vida sin conflicto es estar privado de las oportunidades de desarrollar nuestras habilidades y destrezas, de evolucionar y desarrollarnos. Una sociedad sin conflictos permanecería estancada. El conflicto surge como algo inherente al ser humano, generador de dinamismo y cambio  

 

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